| diciembre 2020, Por Rafael Bastante

Donde el tiempo reposa

Presentamos un ensayo fotográfico a propósito del despoblamiento, la senectud y la inercia en la población española Arenillas de Riopisuegra. 

Levantarse sin mayor fin que estar. No es poco.

Un lugar de tantos, perdido en caminos poco transitados, que dejamos a un lado, que ojeamos mientras los pensamientos están difusos en lo que vendrá.

Un lugar de tantos, al que fui a parar.

Aquí el futuro llega tarde, no tiene prisa, se diluye al andar por senderos que no tienen destino, al son de un viento que forja el carácter, que da lo que tiene, honesto, igual de áspero que de noble, como su gente.

Un lugar de tantos, donde el tiempo reposa.

Foto: Rafael Bastante

Conocemos y disfrutamos las bondades de la vida rural, nuestro ritmo acelerado de los núcleos urbanos, se equilibra en los pueblos; pero la realidad en España dista mucho de facilitar una vida sostenible y cómoda fuera de las ciudades. Desde hace décadas la población rural se ve destinada al goteo incesante de la pérdida y el envejecimiento de su población.

La falta de servicios mínimos y de desarrollo económico son dos motivos de este “vaciamiento rural”, que obliga a la población, sobre todo la más joven, a emigrar a las ciudades en busca de trabajo y cobertura de sus necesidades. 

Dentro de la ley sobre el desarrollo rural sostenible están definidas desde hace tiempo las herramientas para evitar este despoblamiento. En muchos casos estas medidas no han sido puestas en marcha.

En la actualidad casi el 50 por ciento de la población en España vive en núcleos urbanos, que ocupan únicamente el 5 por ciento del territorio.

Este pueblo, ubicado en la comarca de Odra-Pisuerga, en la provincia de Burgos, representa a uno de los casi 2500 municipios españoles con menos de 200 habitantes, el 30 por ciento de la totalidad de municipios del país.

El movimiento migratorio de los pueblos a los grandes núcleos urbanos lleva años provocando que grandes zonas de España queden despobladas. La densidad de la población española se encuentra por debajo de la media europea de 180 personas por kilómetro cuadrado. 

La región de Odra-Pisuerga es eminentemente cerealista y cuenta con algo de ganadería lanar. La agricultura, pese a su importancia, es un sector muy afectado por la despoblación rural y el consiguiente abandono de los campos. 

La producción agraria y su industria relacionada generan en España alrededor de 2 millones de puestos de trabajo. Al margen de los empleos asociados al turismo, este sector es el siguiente en importancia para la España rural.

Castilla y León es una de las comunidades autónomas con menor densidad poblacional: 26 personas por kilómetro cuadrado. Otras regiones tienen índices similares al más bajo de Europa: el de la Laponia, Noruega.

El país ibérico tiene la mayor esperanza de vida de la Unión Europea. Uno de cada cinco españoles tiene más de 65 años. Este envejecimiento se concentra en los municipios rurales, en aquellos de menos de mil habitantes, donde tres de cada diez se ubican en ese rango de edad. Cuanto más pequeño el municipio, más grande la proporción de población mayor.

Sin embargo, el coronavirus obligó a improvisar mecanismos laborales que han abierto la posibilidad de un retorno a lo rural. Esto ha servido de bálsamo a parte de la población urbana que sufre los estragos de la crisis sanitaria. El trabajo remoto ha abierto un camino que podría significar un nuevo equilibrio entre la vida rural y la urbana y, en definitiva, mejor calidad de vida. El medio ambiente ganaría, con menos desplazamientos y gasto de energía, al descentralizarse la ubicación de empresas y del sector productivo en general. Solo el tiempo dirá si el camino que se ha abierto continuará más allá de la pandemia. 

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@rafabastantefoto 

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