| diciembre 2022, Por Alejandro Saldívar

Fluorópolis, lodazal tóxico en la Sierra de Álvarez

La mina de flúor Koura –parte del conglomerado de Orbia Advanced–, devastó con sus presas de jales el paisaje potosino, desplazando especies, transformando valles en alcantarillas industriales y cuerpos de agua en plantas de bombeo. A un kilómetro y medio de la Sierra de Álvarez han establecido una pequeña ciudad, donde quien “dicta” las leyes es la empresa.

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LA SALITRERA, Villa de Zaragoza, SLP.- Las retroexcavadoras martillan a toda velocidad lo que hace algunas décadas fue un bosque de pino y encino. Traca-tatatatata-traca-tatatatata, suena el mecánico traqueteo que entorpece el silencio de la Sierra de Álvarez, una de las 40 áreas de Protección de Flora y Fauna (APFF) en México y donde a pocos kilómetros se ubica la mina de flúor más grande del mundo.

Maquinaría en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Fotos: Alejandro Saldívar
Maquinaría en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Fotos: Alejandro Saldívar

Daniel vigila un declive mondo junto a la presa de jales 4, utilizada para almacenar residuos de la extracción de fluorita en una superficie de 21 hectáreas, autorizada desde 2016 por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Sus botas se resbalan en una arenisca blanda marcada por huellas de tractores.

–¿De quién son estas tierras?– se le pregunta.
–Son tierras de la comunidad, pero las trabaja Koura– dice Daniel enfundado en su overol de trabajo.

Mientras una llovizna hace chapotear la presa, Daniel acomoda la tubería como si jalara las venas de una bestia que excreta desechos terrosos. Frente a él resisten algunos árboles sumergidos hasta la copa: negros como racimos de plátanos podridos, completamente envenenados. Una naturaleza muerta.

Cuesta abajo un camino lodoso se abre paso a una de las cortinas de la presa de jales número 6, un cuerpo de desechos con 22 hectáreas, en operación desde 1982. Desde la punta del cerro El Órgano, una de las atracciones para los senderistas en la Sierra de Álvarez, se observa como la mina se va comiendo a la sierra como la lepra se come al cuerpo.

Una de las presas de jales del complejo minero Koura, en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Foto: Alejandro Saldívar
Una de las presas de jales del complejo minero Koura, en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Foto: Alejandro Saldívar

La Salitrera es una comunidad atrapada en un ambiente industrial: garras de máquinas que en algún momento destriparon la sierra, tanques oxidados, naves industriales, kilómetros de mangueras que se desparraman como intestinos a la orilla del camino. Apenas y tiene una pequeña unidad médica rural del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde la atención es exigua debido a la insuficiencia de médicos en la comunidad.

Aunque La Salitrera depende del municipio de Villa de Zaragoza, Koura ha hecho suya esa comunidad. Transporte de personal, volquetas, maquinarias gigantescas escoltadas por camionetas con sirenas y banderines transitan en un camino semipavimentado que va de Villa de Zaragoza, hasta La Salitrera, custodiados por guardias privados y un sistema de videovigilancia con cámaras que giran 360º.

Maquinaría en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Fotos: Alejandro Saldívar
Maquinaría en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Fotos: Alejandro Saldívar

 

A pesar de que Villa de Zaragoza es un enclave minero donde no solo se extrae flúor sino también cal (Cal Química Mexicana S.A. de C.V., en la comunidad Los Matías), carbonato de calcio y roca fosfórica (Triturados Gramol S.A. de C.V), el municipio no cuenta con Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) en las comunidades con mayor número de habitantes, como la cabecera municipal, Cerro Gordo, la Esperanza y San José de Gómez.

La falta de servicios básicos en Villa de Zaragoza, a poco más de 30 minutos de la ciudad de SLP es evidente: caminos sin pavimentar, riachuelos malolientes, garabatos de cables, camionetas repletas de garrafones para agua ya roídos y abollados por su uso. Además, es el segundo municipio más violento de SLP después de Vanegas, con una tasa de 70.8 homicidios por cada 100 mil habitantes, según registros del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Trabajos de mantenimiento en una de las presas de jales. Fotos: Alejandro Saldívar
Trabajos de mantenimiento en una de las presas de jales. Fotos: Alejandro Saldívar

El punto más alto de La Salitrera es una techumbre con la leyenda Koura en letras azules sobre un fondo verde. En una de las entradas, el ganado pasta delante de una montaña de piedras trituradas. Sobre el camino, los burros cruzan con una parsimonia que encrespa los nervios de los camioneros que trasladan el material recién extraído. 

⚒️La familia del flúor⚒️

Koura es el grupo de negocio de soluciones fluoradas de Orbia Advance Corporation, S.A.B. de C.V. y representó el ocho por ciento de las ventas del conglomerado en 2021. Ese año la minera reportó ventas netas por 744 millones de dólares, es decir, más del doble del presupuesto de egresos de la federación 2022, que fue de alrededor de 370 mdd. Para mantener la operación del proyecto minero, Koura destina 60 millones de dólares anuales, el mismo precio al que fue vendido un diamante rosa extraído de la mina Mwadui, en Tanzania, y subastado en Hong Kong por Sotheby’s a mediados de octubre.

La unidad minera Las Cuevas tiene concesiones desde 1978, aunque el yacimiento de fluorita se explota desde 1955, cuando le proyectaron un futuro de seis décadas. En 2025 cumplirá 70 años de extraer este mineral no metálico. La compañía poseé al menos 33 lotes mineros –todos debidamente registrados– que atraviesan los arroyos La Cañada del Paxtle, La Labor, La Salitrera y El Ranchito.

La evolución de las presas de jale en La Salitrera. Fotos: Google Earth
La evolución de las presas de jale en La Salitrera. Fotos: Google Earth

En su polis lotificada, los terrenos de donde extrae fluorita tienen nombres de estados de la República. A un kilómetro y medio de la APFF de la Sierra de Álvarez opera el lote Yucatán, por donde cruza el río Grande, concesión minera 214150, cedida en 1997 durante el gobierno del expresidente Ernesto Zedillo. Junto a ese lote, se encuentra el Hidalgo, de la misma extensión de 400 hectáreas, seguido de los siguientes lotes: Michoacán, Jalisco, Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Tabasco, Durango, Nuevo León, Campeche, Zacatecas, Veracruz, Tamaulipas, Guerrero, Oaxaca, La Consentida y La Virgen, por mencionar algunos.

Las concesiones mineras de Koura en La Salitrera. Mapa: Secretaría de Economía (SE)
Las concesiones mineras de Koura en La Salitrera. Mapa: Secretaría de Economía (SE)

México es el país con más reservas de fluorita (20% mundial), le sigue China (19%) y Sudáfrica (13%). Los usos de la fluorita extraída en La Salitrera están orientados a la producción de ácido fluorhídrico, fluoruro de aluminio y gases refrigerantes, que aceleran la destrucción de la capa de ozono. Con este mineral no metálico, Koura atiende una cadena de suministro de flúor que abarca México, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Japón y Taiwán.

La mina de flúor Koura, en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Foto: Alejandro Saldívar
La mina de flúor Koura, en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Foto: Alejandro Saldívar

Orbia Advance Corporation, S.A.B. de C.V. –hasta 2019 llamada Mexichem– es propiedad de Antonio del Valle Ruiz y su familia, la séptima más acaudalada en el país, con una fortuna estimada en 3 mil 100 millones de dólares, según el ranking de Forbes 2021. Del Valle Ruíz encabezó a los banqueros cuando sus pasivos se convirtieron en deuda pública mediante el Fobaproa, en 1998. Actualmente, mediante la Fundación Kaluz, que dirige Blanca del Valle Perochena, mantiene con donaciones millonarias las operaciones del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), “la cúpula de cúpulas” del sector privado que agrupa a los empresarios más ricos y poderosos del país.

Del Valle Ruíz, de 89 años, es tan acaudalado que se dio el lujo de fundar el Museo Kaluz donde acumula una colección de obras de Dr. Atl, Siqueiros, Orozco, Rivera, Soriano y O’Gorman. En enero pasado Del Valle Ruíz declaró al diario El País: “En lugar de comprar empresas, ahora estoy comprando cuadros”.

Su poder es tan grande que fue en el Museo Kaluz donde el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió –en junio y diciembre pasado– con integrantes del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), a cargo de su hijo Antonio del Valle Perochena, quien también preside Grupo Kaluz, a la que pertenecen Orbia, Elementia, Grupo Financiero Ve Por Más, el banco Byline Bank y las escuelas de Innova Schools México.

La familia del Valle Perochena apareció entre los beneficiarios de estructuras offshore, dados a conocer en octubre de 2021 como parte de la investigación global #PandoraPapers. En 2015 Francisco Javier del Valle Perochena, hijo del patriarca y presidente del Consejo de Administración de Elementia, se unió a la sociedad de papel Seafort Management, creada en Islas Vírgenes Británicas (BVI), la cual era dueña de un yate de un millón 977 mil dólares. La sociedad fue creada por el productor y director de la empresa de préstamos Leasing Javier Muñiz Canales, y el empresario naviero Alfredo Kunhardt.

En su reporte anual 2021 Orbia Advance Corporation, S.A.B. de C.V. –cuyo presidente del consejo de administración es Juan Pablo del Valle Perochena– se deslinda prácticamente de sus actividades y el impacto que puedan causar tanto en la naturaleza como a las comunidades.

“Orbia produce, distribuye y transporta materiales peligrosos como parte de sus operaciones, lo que implica riesgos de fugas y derrames que podrían potencialmente afectar tanto a personas como al medio ambiente. La compañía también produce, distribuye y vende productos que son peligrosos o que tienen ciertos niveles de potencial calentamiento global que pueden llegar a ser restringidos en el futuro”, se lee en la página 35 de su reporte anual 2021, un amplio documento que es requisito para cotizar en los mercados bursátiles.

Tubería del sistema de aspersión de Koura en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Fotos: Alejandro Saldívar
Tubería del sistema de aspersión de Koura en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Fotos: Alejandro Saldívar

Orbia tiene actividades comerciales en más de 100 países y más de 22 mil empleados. Koura es una de las cinco marcas comerciales que agrupa el conglomerado, entre ellas Vestolit Alphagary (soluciones de polímeros), Wavin (construcción e infraestructura), Netafim (agricultura de precisión) y Duraline (cableado de datos).

Al mismo tiempo que Orbia coloca su deuda en bonos vinculados a la sustentabilidad, advierte a sus inversores sobre lo intrincado de un negocio minero: “La compañía no puede asegurar que ha estado ni que en todo momento estará en completo cumplimiento de tales leyes, reglamentos y permisos. (…) También Orbia podría ser responsable de cualesquiera consecuencias que surjan de la exposición humana a sustancias peligrosas u otro daño ambiental”.

Respecto a las leyes y reglamentos nacionales e internacionales en materia de medio ambiente expresan con un tono sutil de indiferencia: “Las leyes de protección al medio ambiente son complejas, cambian frecuentemente y tienen una tendencia a volverse más estrictas con el transcurso del tiempo”.

Una de las presas de jales en mantenimiento. Foto: Alejandro Saldívar
Una de las presas de jales en mantenimiento. Foto: Alejandro Saldívar

De un sistema total de siete presas, las presas de jales número 1, 2, 3 y 4 intermedia ya concluyeron su vida útil, según la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) para el proyecto “Operación de la unidad minera Las Cuevas”, publicada en 2019 por Mexichem Flúor S.A. de C.V., que invirtió 13.5 millones de dólares para cerrarlas y abandonarlas. Sin embargo, prevén concluir las operaciones en un plazo de 60 años, es decir, hasta el 2079. Mientras tanto, en todas las presas algunos troncos agonizan dentro del lodo.

“Para el caso de riesgos desde el proyecto al medio ambiente el más significativo es el riesgo de colapso a las presas y de no implementar las medidas correctivas podría derivar en consecuencias fatales e impactos irreversibles para el medio ambiente y la comunidad”, explican en la MIA, elaborada por Environmental Resources Management (ERM), una consultora que prepara diagnósticos ambientales para ExxonMobil, Shell, Valero, Ford, Syngenta e incluso a organismos como la ONU y el Banco Mundial.

La mina Koura –hasta 2019 llamada Mexichem Flúor– no solo afecta los márgenes de la Sierra de Álvarez, también incide dentro de la zona de influencia del Parque Nacional “El Potosí”. Según el estudio de impacto ambiental, la mina acumula daños en los márgenes de la Sierra de Álvarez: “Hay siete impactos significativos directos generados por el proyecto”; sin embargo, detallan: “con la aplicación respectiva de medidas de gestión ambiental, los impactos potenciales pueden ser eficientemente reducidos y minimizados”.

Una retroexcavadora en la Sierra de Álvarez. Foto: Alejandro Saldívar
Una retroexcavadora en la Sierra de Álvarez. Foto: Alejandro Saldívar

Entre los impactos se considera la contaminación de suelo, subsuelo y agua por fugas o derrames de aceites y diésel. Además entre los riesgos para los trabajadores se encuentran caídas; inhalación, absorción o ingestión de sustancias peligrosas; quedar atrapado sobre, entre o dentro de objetos; sobre esfuerzo y empleo de herramienta y equipo en condiciones inseguras, entre otros.

En 2020 la mina Koura reportó una generación de aproximadamente 8 mil toneladas de residuos peligrosos (43% menos que en 2019). Además generó alrededor de 163 mil 747 toneladas de tepetate, que en menor medida, es utilizado para reforzar los taludes exteriores de cortinas contenedoras de las presas de jales. Sin embargo, el tepetate puede favorecer la erosión e impedir la recarga de acuíferos, según un estudio del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Por demás, el proyecto minero tiene tres estaciones de bombeo que surten de agua a las trituradoras de la mina: Arroyo, Los Chivos y La Laguna. Ante la falta de servicios públicos, Koura también instala la red de agua potable en las viviendas que así lo soliciten. Para ello atraviesa con sus tuberías la sierra.

Según la NOM 141 de la Semarnat –a la cual se apega la actividad minera–, “las presas de jales son uno de los sistemas para la disposición final de los residuos sólidos generados por el beneficio de minerales y deben reunir condiciones de máxima seguridad, a fin de garantizar la protección de la población, las actividades económicas y sociales y, en general, el equilibrio ecológico”.

Una de las presas de jales en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Fotos: Alejandro Saldívar
Una de las presas de jales en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Fotos: Alejandro Saldívar

La minería es una actividad que afecta al agua, al aire, al suelo y a la diversidad biológica. Entre sus impactos al medio ambiente se encuentran, la pérdida de la cobertura vegetal, capa de suelo y hábitat; alteraciones de la calidad del aire; generación de drenaje ácido; alteraciones de aguas subterráneas, generación de vibraciones sísmicas, contaminación con sustancias o materiales utilizados en la extracción y desplazamiento de especies.

El artículo 36 del reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente en Materia de Residuos Peligrosos estipula: “Las presas de jales podrán ubicarse en el lugar en que se originen o generen dichos residuos, excepto arriba de poblaciones o de cuerpos receptores ubicados a una distancia menor de 25 kilómetros que pudieran resultar afectados”.

Aunque la Semarnat es una de las encargadas de supervisar a todas aquellas corporaciones mineras que operan en el país, una mala distribución presupuestaria no permite que los inspectores se trasladen regularmente a los lugares que las empresas reportan en sus informes de impacto ambiental.

Al menos en cuatro ocasiones la Semarnat visitó La Salitrera, la primera por el derrame de residuos mineros debido a la ruptura de una tubería en mantenimiento, en septiembre de 2000. Posteriormente, realizaron otras tres inspecciones en materia de residuos peligrosos: octubre de 2013, septiembre de 2015 y octubre de 2020, donde solo se reportaron “irregularidades administrativas”, que implicaron una multa por casi 40 mil pesos.

Paisaje en La Salitrera. Fotos: Alejandro Saldívar
Paisaje en La Salitrera. Fotos: Alejandro Saldívar

María Luisa Albores González, titular de la Semarnat, advirtió en diciembre pasado de los daños provocados por las presas de jales, que representan un riesgo para las comunidades asentadas en sus alrededores, durante la presentación del “Inventario Homologado Preliminar de Presas de Jales”, el cual registra 585 vertederos en todo el país, más de la mitad de ellos en actividad. Durango, Chihuahua, Zacatecas y Sonora son los estados con un mayor número de este tipo de vertederos tóxicos.

Dicho inventario solo contabiliza tres –dos de ellas inactivas– de las siete presas con las que cuenta actualmente la unidad minera Las Cuevas. “Puede ser que haya una inconsistencia con lo que hay en campo y lo que hay en el mapa, el inventario está en construcción, es un pendiente histórico”, explica Alonso Jiménez Reyes, subsecretario de Regulación Ambiental de la Semarnat.

“Se requiere un mapeo para cerrar la brecha del inventario, para limitar los espacios de ilegalidad, desconocimiento o de falta de supervisión”, asegura Jiménez.

–¿Cuál es el impacto de las presas de jale?
–El principal riesgo en general es que suceda un derrame con las presas de jale que están cerca de los ríos.

“Una presa bien construida no se debe filtrar, puede derramarse, si su nivel va más allá de su capacidad. También puede liberar polvos ya cuando están en desuso que podrian tener un impacto negativo, por eso debemos garantizar que el proceso de cierre sea adecuado y que se le de mantenimiento para evitar esos daños”, explica Jiménez.

–¿Las empresas mineras estan comprometidas con el medio ambiente?
–Tienen que, no es opcional, con el paso de los años se ha ido buscando que operen de manera ordenada con el medio ambiente, pero en sí, la operación de la mina es una actividad que tiene un impacto directo en el medio ambiente.

–¿Han recibido sobornos de Orbia para tener un dictamen favorable?
–Ni de Orbia ni de nadie, esas cosas no estan permitidas.

–¿Cómo se puede tener desarrollo economico sin dañar al medio ambiente y a las comunidades?
–El desarrollo se tiene que construir desde el territorio, procurando un diálogo con los ciudadanos, preguntando cómo se quiere compartir la riqueza que se genera en sus comunidades. Se tiene que crecer de manera sostenible, garantizando que sea posible seguir viviendo.

Con fines documentales se solicitó un recorrido a la mina de flúor Koura; sin embargo, este no fue autorizado. También se envió un cuestionario, pero en su lugar Orbia respondió con un descargo de responsabilidad en un documento sin membrete: “cualquier impacto que la empresa pueda causar está previsto y se puede atender con medidas de prevención o de mitigación que disminuyan los impactos y no afecten el equilibrio ecológico. Un ejemplo de esto es la inversión y monitoreo permanente de nuestras presas de jales, para mantener su seguridad, e incluso perfeccionar sus estructuras”.

En su respuesta, gestionada por un despacho de relaciones públicas, Orbia asegura que está encaminada a una “minería más sostenible y responsable” tomando en cuenta al medio ambiente, a las comunidades y autoridades. “Contamos con estudios conforme a la NOM-001-SEMARNAT (en materia de aguas), NOM-141-SEMARNAT (presas de jales), NOM-157-SEMARNAT (residuos mineros), NOM-052-SEMARNAT (residuos peligrosos) y que son avalados por laboratorios certificados por la PROFEPA, CONAGUA y la Entidad Mexicana de Acreditación”, explican.

“Nuestra actividad industrial minera no es metálica, ya que para el proceso de beneficio del mineral se utilizan aceites grasos y reactivos no dañinos para el medio ambiente, cumpliendo con los análisis y parámetros CRIT (corrosivo, reactivo, inflamable y tóxico) de las normas aplicables. Asimismo, nuestras presas de jales no cuentan con índices CRIT”, asegura la minera.

Asimismo garantiza que no han registrado casos de complicaciones a la salud entre los trabajadores a partir del contacto con la fluorita.

Neblina en La Salitrera. Fotos: Alejandro Saldívar
Neblina en La Salitrera. Fotos: Alejandro Saldívar

⚒️Ciudad subterránea⚒️

En la periferia de la nave industrial, al borde de la presa de jales La Consentida, a bordo de su vehículo que atraviesa una cortina de neblina, Homero Hernández, de 69 años, hace memoria de sus días como minero.

“Empecé allá abajo en la mina, quebrando con marro, no había máquinas en ese entonces. Cada quien agarraba un tramo de dos rieles para quebrar las piedras y aventarlas a las ‘conchas’. Después fui ayudante de palero, poniendo la madera en los túneles que se van abriendo”, cuenta mientras pasa frente a un armatoste industrial.

–¿Cuántos pisos tiene la mina?
–Yo trabajé en el nivel 150, en el 180, después en el 220. Ahora deben llevar más de 400 niveles.
–¿ Y cómo es por dentro?
–Una ciudad subterránea donde han pasado muchos accidentes.

Después de trabajar por varios años en las entrañas de La Salitrera, Homero decidió migrar a Florida, donde se dedicó a la cosecha de naranja y posteriormente a Michigan con la manzana. Estuvo un par de años en Estados Unidos hasta que su madre Amparo estuvo a punto de fallecer.

“Mi madre me dijo vente, échame la tierra y tú ya te puedes ir de vuelta. Pero me quedé”, cuenta Homero.

–¿Por qué ya no volvió a la mina?
–Me hice viejo y ya no me ocuparon.
–¿Lo liquidaron?
–Con lo poquito que le toca a uno.
–¿Hay oposición a la mina?
–Orita no, porque la mina tiene la obligación de darle trabajo a toda la comunidad. Viene gente de Villa de Zaragoza, Durango, Zacatecas, Sonora.

Homero y su esposa Antonieta encontraron en la cocina una forma de sobrevivir con un “changarrito” de alimentos. En el restaurante Doña Toña, tres contratistas de Servicios Eléctricos e Industriales (SEEISA) recargan fuerzas con un exquisito entomatado de cerdo con arroz y frijoles al amparo de un pequeño cuadro de la Virgen de Guadalupe y un reloj que ya solo conserva sus manecillas. Frente a una pared rosa y percudida, comen a toda prisa porque tienen que regresar a terminar algunas conexiones.

“La cocina de mi mujer tiene un sabor que se distingue”, dice Homero enfático, un hombre convencido de que la mina da vida a la gente de la comunidad.

Entre difusas siluetas de encinos, afuera de la tienda de Don Chuy, la única tienda en La Salitrera, un hombre se contorsiona en una banca, junto a un cartón de caguamas y tres perros fieles que le cuidan la borrachera.

Además de apropiarse de una comunidad y alterar el paisaje, lo más visible que Koura ha realizado es sembrar letreros con frases impresas en aluminio: “Llevas tu cartera? ¿Llevas tu celular? ¿Llevas tu basura?”.

Un hombre descansa afuera de una tienda de abarrotes en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Foto: Alejandro Saldívar
Un hombre descansa afuera de una tienda de abarrotes en La Salitrera, Villa de Zaragoza, SLP. Foto: Alejandro Saldívar

(*) Este proyecto de Historias Sin Fronteras fue desarrollado con el apoyo del Departamento de Educación Científica del Instituto Médico Howard Hughes e InquireFirst.

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