La fiebre del mercurio

El mercurio que se extrae en la Reserva de la Biosfera de la Sierra Gorda (Querétaro, México) ha destruido el ecosistema y perjudicado la vida de las personas dedicadas a la minería artesanal. El gobierno federal anunció un cierre paulatino de las minas de mercurio, pero las alternativas para los mineros se avizoran lejanas. Estas minas se han vuelto sustento de varias comunidades en Querétaro, a pesar de que el suelo, el aire y el agua del sistema montañoso ya presentan afectación por mercurio. El metal extraído aquí termina su viaje en la minería ilegal de oro, en la Amazonía.

CAMARGO, Qro. — Una cascada de piedras grises rompe la armonía del paisaje idílico de la Reserva de la Biósfera Sierra Gorda. La luz del sol se derrama por encima de las nubes e ilumina una virgen de Guadalupe pintada en el cerro, mientras las chimeneas de los hornos artesanales de mercurio exhalan un aroma sulfuroso, picante.   

Rodeada de un camino sinuoso, la mina Camargo se desgaja en cuatro laderas en las que se extrae, procesa y hornea mercurio de forma artesanal. De la penumbra de la bocamina tres trabajadores empujan un carrito con costales repletos de piedras negras. Salen con una máscara de polvo negro, agotados después de estar bajo tierra, en ese túnel de 300 metros que es la mina de mercurio, percutiendo rocas con un martillo puntiagudo.

Santiago, un minero que le da dirección al carrito, lleva siete años explorando el interior de la Sierra Gorda. A pesar de que ignora que el mercurio es un mineral socorrido por la industria aurífera para amalgamar el oro que hoy ronda los 50 mil pesos por onza (2 mil dólares), de lunes a viernes, entre las 7:00 y las 15:00 horas se adentra con pico y pala para recolectar la “tierrita”, como llama el mineral. “Es difícil andar sacando el material”, confiesa con la frente sudorosa y la lámpara del casco aún encendida.

I. Santiago en la mina Camargo. D. Una vista aérea de la zona de hornos en la mina Camargo. Fotos: Alejandro Saldívar
I. Santiago en la mina Camargo. D. Una vista aérea de la zona de hornos en la mina Camargo. Fotos: Alejandro Saldívar

Los mineros reconocen las piedras, siguen las vetas como los ciegos tientan en la oscuridad; son geólogos expertos en identificar el metal. Pican con una mano y recogen las piedras con la otra. “La falla marca dónde está el mineral, pero está muy escaso porque ya están bien trabajadas”, explica Santiago. 

—¿Cuánto sacan en una jornada?

—Bien poquito. Uno saca medio kilo; si mucho, un kilo de mercurio ya líquido en una quincena. En sí no hay mucho metal, solo recogemos la tierra que dejaron los de antes.

Después de sacar las piedras de la mina, las cargan en una camioneta rumbo a la zona de hornos, delimitada por una trituradora de minerales de la marca hongkonesa The Nile Co. Ltd., y arrumbada encima de un montículo de piedras incineradas. En la cajuela, las piedras chocan como si estuvieran en una partida de billar muy agitada.

Sin opciones

En la Sierra Gorda, el cinabrio (mineral del que se obtiene el mercurio) ha tenido una producción considerable desde hace más de quinientos años. Del cinabrio se obtiene un pigmento rojo vivo parecido al color de la sangre, el bermellón. Según el historiador Adolphus Langenscheidt, en la época prehispánica se pensaba que el minero trabajaba en el inframundo, en contacto con la sangre de la Tierra, con el único metal líquido, considerado en épocas remotas como un agua llena de cualidades mágicas. 

Los hornos son una hilera de fogones de ladrillo debajo de tapancos improvisados, a desnivel de la bocamina. Por la renta del horno y la leña para fundir el mercurio los mineros pagan alrededor de 800 pesos (39 dólares). “Aquí se funde, pasa de piedra a humo y luego a líquido”, aclara Ernesto, como si fuera un alquimista.

Una piedra de cinabrio en la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar
Una piedra de cinabrio en la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar

Ernesto comenzó a trabajar en la mina desde inicios de la pandemia, en marzo de 2020. Dice que no hay una fuente de empleo más redituable en la región. “Regularmente trabajo como electricista en Querétaro; pero somos originarios de aquí. En la mina estamos en casa; no andamos fuera”, dice con orgullo galvanizado.

¿Y para quién trabajan en esta mina?

Cada quien trabaja por su cuenta.

El kilogramo de mercurio líquido se compra a los mineros entre 500 y 700 pesos (35 dólares). Su forma más común de comercialización es entro de botellas de Coca-Cola de 500 mililitros.  

La mayoría de los hornos se ubican al fondo de la mina, donde se ha detectado una concentración de mercurio en el aire de hasta 129.7 microgramos por metro cúbico, según un estudio realizado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) en agosto de 2020. Es doce veces más de lo definido como tolerable por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Las consecuencias ambientales de la explotación de este metal son la contaminación de cuerpos de agua, el suelo de la región cercana a las minas y una constante emisión de mercurio al aire”, expone el documento que busca atender el manejo y monitoreo del mercurio en los términos que establece el Convenio de Minamata, en vigor en México desde agosto de 2017.

En las arqueadas curvas de la Sierra Gorda se consigue mercurio como se encuentra pulque en las carreteras del Estado de México o flores en Morelos. Se ofrece un kilo a 1.680 pesos (85 dólares) junto a curiosas piedras de cuarzo y antimonio que los habitantes de las comunidades recolectan del centro de la tierra para subsistir.

Según estimaciones de la Secretaría de Economía (SE), entre 700 y mil mineros extraen mercurio en la región de la Sierra Gorda. En 2016 se alcanzó una producción de 804 toneladas de mercurio, proveniente de los municipios de Pinal de Amoles, Peñamiller, San Joaquín y Cadereyta de Montes, donde también se extrae oro, plata, antimonio, cal, cantera blanca, mármol, grava para tabique y piedras semipreciosas. 

I. Un horno utilizado para extraer mercurio líquido. D. Jales de la minería de mercurio. Fotos: Alejandro Saldívar
I. Un horno utilizado para extraer mercurio líquido. D. Jales de la minería de mercurio. Fotos: Alejandro Saldívar

El Gobierno mexicano se comprometió a ofrecer alternativas a la minería de mercurio, pero las propuestas aún no se vuelven realidad; a pesar de los estudios que científicos del país han realizado en la región para documentar los altos niveles de contaminación. Al no existir un plan de manejo de los desechos de la minería, se forman “jales”, montañas de residuos de piedras que quedan alrededor de las minas, esparciendo los contaminantes en una zona de hasta 100 kilómetros cuadrados.

El 25 de junio de 2021 el Gobierno federal presentó el Proyecto de transformación de la minería de mercurio en la Sierra Gorda de Querétaro, en el que diagnostica la situación: “Se estima que la mayor parte de este metal se comenzó a comercializar de manera informal y México se ha convertido en uno de los principales exportadores de mercurio, el cual es enviado a países como Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador para la producción artesanal de oro y plata”.

Fernando Díaz-Barriga, investigador de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, explica la transición de la minería a partir de la adhesión de México al Convenio de Minamata: “Mientras fue legal, México lo vendió a Sudamérica. Cuando Colombia hizo ilegal la compra de mercurio, México lo vendió a través de Perú o Bolivia, mercados legales para meter el mercurio a Sudamérica, donde hay una gran demanda por la extracción de oro vía artesanal. Es curioso que usen mercurio extraído artesanalmente para la producción de oro artesanal en los ríos de todo el Amazonas”.

Medio kilo de mercurio en un frasco de 40 ml., extraído de la Sierra Gorda.

¿Se puede detener la minería artesanal de mercurio en el país?

China produce el 90 % del mercurio en el mundo. No competimos, el día que México no venda mercurio no habrá ningún problema. Los chinos van a seguir vendiendo mercurio.

—¿Cuáles son las alternativas para estas comunidades?

—Los mineros tienen que responder a qué quieren dedicarse. Si no es la mina, se van a los invernaderos a aplicar plaguicidas o a la construcción a pegar tabiques. Son alternativas de trabajos precarios, igual o más que la minería.

La Evaluación de riesgos para la salud en una región minera artesanal de mercurio en México, publicada por la revista Environmental Monitoring and Assessment en julio de 2021, muestra que las concentraciones de mercurio en el aire, el agua y el suelo de la Sierra Gorda exceden los valores de referencia, así como en la biota (plantas, roedores y gusanos) y en las personas.

Paisaje de la Sierra Gorda, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar
Paisaje de la Sierra Gorda, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar

La Agencia para Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades (ATSDR) indica que a niveles mayores o iguales a 10 microgramos por metro cúbico, la población debe ser evacuada. Una de las mediciones realizadas frente a un horno en la mina La Soledad captó niveles de mercurio en el aire con un valor de 275 microgramos por metro cúbico, veintiséis veces superior a la recomendación sanitaria.

“En este sentido, el Convenio de Minamata para el control del mercurio debería incluir programas de biomonitoreo, no solo para humanos sino también para receptores ecológicos críticos en ecosistemas contaminados”, sugiere el estudio en el cual también participa Díaz-Barriga.

Exportaciones tóxicas

México produce tres veces más mercurio (63 toneladas) que el reino de Noruega (20) y, aunque produce cincuenta y siete veces menos que China (3.600), el principal productor de mercurio en el mundo, que deberá detener la extracción del metal para 2032, de acuerdo con el Convenio de Minamata, hasta 2021 exportó más que nadie hacia América del Sur.

México ha vendido mercurio regularmente a los tres países que integran la Alianza del Pacífico Colombia, Chile y Perú—. Todos están suscritos al mismo convenio diseñado para regular la presencia de mercurio en la biósfera. 

Desde que Perú dejó de importar mercurio en 2015, Bolivia se convirtió en el segundo mayor importador del mundo y “no se ha sacado ninguna normativa para controlar las importaciones de mercurio. Bolivia firmó Minamata; pero no reglamentó su cumplimiento; es legal esta importación, aunque hay cada vez más presión”, afirma Oscar Campanini, del Centro de Documentación e Información de Bolivia (CEDIB), que investigó para el informe Abriendo la caja negra: revelando el comercio mundial de mercurio, con el apoyo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés). 

Trabajadores salen de la boca de la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar
Trabajadores salen de la boca de la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar

Campanini confirma que hasta 2020 la mayoría de las importaciones procedieron de México (93 %) y que hasta el presente siguen ingresando a Bolivia principalmente por vía terrestre (98 %), luego de llegar por barco a Arica, Chile.

Según la Ley de Impuestos Generales de Importación y Exportación, el mercurio requiere un permiso de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y una autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para salir del país y embarcarse hasta el Amazonas.

En los registros aduanales de Bolivia se contabilizan veintiséis empresas mexicanas que exportaron mercurio a ese país. La Unión De Mineros del estado de Querétaro, encabezada por Juan José Zamorano Dávila, ha enviado al menos cincuenta y seis cargamentos de mercurio líquido. Zamorano además es administrador de Vesia Internacional, S.A. de C.V., sociedad constituida con su pareja, Sandra Ceballos Parra, en marzo de 2019 y dedicada a “la importación y exportación de rocas y minerales, sean metálicos y no metálicos, en cumplimiento a las normas aplicables para tal efecto”.

Productos Mineros RT S.A. de C.V., propiedad de René Reyes Santillán y Marisela Terán Alcántara, registra diecinueve cargamentos enviados desde el puerto de Manzanillo, costa oeste de México, rumbo al puerto de Arica, en tránsito hacia La Paz. 

Zona de hornos dentro de la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar
Zona de hornos dentro de la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar

Productos Mineros RT S.A. de C.V. se constituyó en Ecatepec, Estado de México, en noviembre de 2013, con un objeto social destinado a la “compra, venta, distribución, importación, exportación, comisión, consignación y comercialización de materiales, artículos, equipo, refacciones, accesorios, productos y todo lo relacionado con la minería”.

Armando y Miguel Ángel Reyes Terán, hijos de René, se dedican a comercializar y vender mercurio líquido en México y Colombia vía Comercializadora Internacional Euromanantial S.A.S. a través de la página www.mercurioqro.com y plataformas de venta en línea como Mercado Libre, donde un kilo lo venden en 4 mil pesos mexicanos (199 dólares).

Solvitec México S.A. de C.V., constituida en 2011 y propiedad de Enrique Polo Madero, tiene como objeto social “la compra, venta, distribución y exportación de depósitos o yacimientos que contengan metales o minerales de todas clases para su explotación”.

En Zacatecas, Aldrett Hermanos S.A. de C.V., fundada en octubre de 2003, es una empresa familiar cuyo consejo de administración es presidido por Jorge Luis Aldrett Lee y se dedica a la “compra y venta de metales y minerales y toda clase de maquinaria propia para la minería”, también a la “compraventa, urbanización, fraccionamiento de toda clase de terrenos no rústicos, así como la construcción de casas y la venta de las mismas”.

Según el Directorio de la Minería 2022, en México existen seis empresas productoras de minerales metálicos dedicadas a la extracción del mercurio. Entre ellas, Barite Pacific Corporation, S.A. de C.V. con operaciones en Colima capital y Zimapán, Hidalgo, de Erick Marte Rivera Villanueva, diputado federal del PAN, también propietario de las minas El Tabaquito y La Minita, ambas en Coalcomán de Vázquez Pallares, Michoacán, según registros de la Secretaría de Economía.

Zona de hornos dentro de la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar
Zona de hornos dentro de la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar

Las mineras Proyectos de Metales y Minerales Sony, S.A. de C.V. (SLP); Jales de Zacatecas, S.A. de C.V.; Mercurio del Bordo, S.A. de C.V. (Zac) y Minera Orca, S.A. de C.V. (Zac) también aparecen registradas.

La mayoría de las exportaciones mexicanas de mercurio a Sudamérica salen del puerto de Manzanillo, Colima, donde el domingo 12 de junio se reportó el robo de veinte contenedores con metales preciosos; entre ellos, oro y plata.

Lejos del Amazonas 

En Camargo, mientras un anciano embarra de adobe los cilindros de fundición, y sella las fisuras de aire, Ernesto tritura con un martillo las rocas para someter esos vapores condensados del cretácico a temperaturas de 1.200 grados centígrados, y lograr separar el azufre del mercurio. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), inhalar ese vapor y comer pescado que contenga mercurio, son las principales causas del mal de Minamata.

Zona de hornos dentro de la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar
Zona de hornos dentro de la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar

Los mineros no saben del todo para qué se utiliza el mercurio que extraen. “Se lo vendemos a los intermediarios y ellos lo comercializan”, cuenta Pedro, quien entró a trabajar en la mina hace diez años, cuando terminó la preparatoria. “La mina es el sustento de todo Camargo; no hay otra fuente de trabajo. Es esto o dedicarse a la albañilería en Querétaro, ganar 2 mil pesos y gastar 300 en pasaje”, dice con un dejo de indignación.

¿Han percibido daños en su salud?

—No mucho. Tenemos hornos especiales y no hay bronca. En algunos cerros escurren las gotitas, esa vez nos pusimos bien temblorosos, alterados de los nervios. Creo que es más peligroso lo que uno pueda encontrar en la mina, que al fundirlo. Por 500 pesos (24 dólares) no vale la pena contaminarse.

Un molino de piedras en la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar
Un molino de piedras en la mina de mercurio en Camargo, Peñamiller, Querétaro. Foto: Alejandro Saldívar

Este reportaje forma parte de “La ruta del mercurio”, una investigación de Late, gracias al Rainforest Journalism Fund con el apoyo del Pulitzer Center; y a GRID ARENDAL. 

Equipo multimedia de investigación

Daniel Wizenberg  (Coordinador)
Alejandro Saldívar  (México y Perú)

Giovanny Jaramillo Rojas (Colaborador Colombia y Perú)
Dahiane Cifuentes (Realizadora audiovisual Colombia)
Pablo Linietsky (Realizador audiovisual Brasil)
Nicolás Cabrera (Colaborador Brasil)
Julián Varsavsky (Colaborador Tajikistán)
Sofía Caruncho Lugo (Colaboradora China)
Mónica Rivero (Editora)
Alina Najlis (Diseñadora gráfica)
Flavia Campeis (Conductora del pódcast)
Martín Parodi (Editor del pódcast)

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