Ellas van a escribir la nueva constitución

Foto de Leo Prieto
Foto de Leo Prieto
Fracturando a la vieja política nuevas manos toman el escenario político chileno:  feministas, comunitarias, horizontales, transformadoras.

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Domingo por la mañana en Punta Arenas, extremo austral de Chile. 16 de mayo de 2021. Es día de elecciones. Elisa Giustinianovich Campos, se conecta a través de su cuenta de Instagram y comienza un Live con sus seguidores. Macera un mate, enciende un palo santo y prepara su rincón personal en el local de su campaña, para tirar el I Ching. Busca los augurios del destino próximo o quizás solo un momento de calma antes del vértigo que significaría el cierre de las urnas y el comienzo del recuento de las votaciones en su Región. El oráculo no fallaría.

 
 
 
 
 
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Elisa tiene 36 años, es Doctora en Ingeniería Química, investigadora de la Universidad de Magallanes y activista eco feminista. Representa a la coordinadora feminista en Punta Arenas, integrante de la Colectiva Rosas Silvestres, la Red Matríztica Punta Arenas y la Red Austral de Acción Territorial. Es candidata a Convencional Constituyente como integrante de la Lista de la Coordinadora Social de Magallanes, en el Distrito 28 que integra las comunas de Punta Arenas, Laguna Blanca, Natales, Porvenir, Primavera, Río Verde, San Gregorio, Timaukel, Torres del Paine, Cabo de Hornos y la Antártica Chilena.

Mientras tanto, en el extremo norte de Chile, en la Región de Arica y Parinacota, Milene Molina Arancibia sale de su casa en el Cerro La Cruz, camino a su local de votación. Mientras camina, recuerda una de las tantas anécdotas familiares que había compartido en el marco de su campaña para ser electa a la Convención Constituyente por el Distrito 1. Aquella vez que, en el mismo cerro que ahora camina, su Papá la acompañó al primer día de clases cargando un pupitre para que tuviera dónde sentarse. En la Escuela no habían.

Elisa Giustinianovich Campos (Foto de sus redes sociales)
Elisa Giustinianovich Campos (Foto de sus redes sociales)

Milene es ariqueña y afrodescendiente. Es integrante de la Colectiva Luanda, se declara feminista antirracista, coordina la sub-región Cono Sur de la Red de Mujeres afro latinoamericanas, afrocaribeñas y de la diáspora. Integrante del Centro de pensamientos Saberes Colectivos, dirigente gremial en el área del transporte e integrante de la mesa técnica y política del pueblo tribal afrodescendiente chileno.

Entre ambos extremos se dibuja un hilo común que las hermana. Más allá de la contingencia de ser candidatas a integrar el órgano institucional que redactará la propuesta de una Nueva Constitución para Chile, ese hilo es la conexión con sus realidades territoriales y comunitarias. Una expresión social y política históricamente excluida de los espacios de toma de decisión formales. Desde sus respectivas historias personales y colectivas, sin conocerse, se propusieron un mismo objetivo: fracturar a la vieja política, generar una fisura en un sistema electoral restrictivo para las voces del mundo social y terminar con el modelo de desarrollo que ha imperado en Chile en las últimas cuatro décadas, un modelo heredado desde la dictadura militar y administrado sin contrapeso durante más de treinta años por partidos políticos tradicionales. Eso, hasta la llamada revuelta social de octubre de 2019.

En alguna de sus editoriales de campaña, Elisa citó a Audre Lorde: “desmontar la casa del amo, sin las herramientas del amo”. Desde la revuelta social se comenzó a gestar algo en los territorios, una fuerza colectiva: “(…) Entra una y entramos todas, nunca más sin nosotras, nunca más sin los territorios, nunca más sin el pueblo (…)” decía Elisa en el marco de una campaña electoral muy compleja, marcada por las restricciones de la pandemia, el cambio de fecha de la elección y el uso de las redes sociales como vehículo fundamental y casi exclusivo a la hora de transmitir sus ideas y propuestas.

Cuando cae la noche del Domingo 16 de mayo, el recuento de votos comienza a configurar un inédito escenario político. Elisa logra la segunda mayoría magallánica en la elección de constituyentes y su lista ocupó el tercer lugar a nivel regional con 17,4% de los votos, permitiendo con eso que fuese ella quien “entrara” por la fisura. “La Constitución será feminista, ecológica y plurinacional ¡Muchas gracias a todes quienes hicieron posible que llegáramos con las voces de todo el territorio a la Constituyente, a seguir con energía este camino para que sea provechoso, llegó nuestro tiempo!”, celebraba en un apretado abrazo con la Coordinadora Social de Magallanes que la respalda y con quienes levantaron una campaña a pulso. “Hicimos un despliegue con muy pocos recursos y desde el SERVEL recibimos solo 32 mil pesos (poco menos de 50 dólares) como aporte. Ese fue nuestro financiamiento por parte del Estado”.

En la nueva Constitución, las voces del colectivo magallánico se proponen “acabar con la impunidad de este gobierno frente a las violaciones de derechos humanos, descentralizar el poder político, económico y administrativo, avanzar hacia un Estado social y garante de derechos y poner un enfoque feminista a lo largo de toda la Carta Magna, garantizando vías libres de violencia a mujeres, disidencias e infancia”.

Para Nicole Romo Flores, una experta en gestión de organizaciones sin fines de lucro y sociedad civil, e integrante del movimiento Independientes No Neutrales -lista que obtuvo 11 escaños en la Convención Constituyente- las votaciones fueron algo que sucede en Chile cada tanto: un terremoto. Pero “este terremoto fue para los partidos políticos. Por otro lado, dice Nicole, “fue una ganancia para el país y para la ciudadanía. Si bien los terremotos no se pueden anticipar, en este caso podría haberse hecho, si los medios de comunicación, las y los analistas políticos y los mismos partidos hubiesen leído el proceso desde un prisma distinto y no desde el análisis tradicional, desconociendo que el estallido social no solo trajo demandas ciudadanas sino que también cambió la consciencia de nosotros y nosotras, la ciudadanía, con respecto al poder colectivo y a cómo queremos que se hagan las cosas”. Se modificó la posición de las placas tectónicas de la política chilena . “Un terremoto puede cambiar la geografía de un lugar y eso sucedió con estas últimas elecciones. Cambió la geografía política del país y ahora nos queda explorarla, entenderla y recibirla como algo nuevo que nos obliga a realizar cambios profundos en el ejercicio del poder”.

Milene, en tanto, no obtuvo el resultado que esperaba. La lista Súmate Ahora, que reunía candidaturas del pueblo afrodescendiente, no logró asegurar un escaño en la Convención. Su pueblo fue excluido del proceso que reservaba un cupo para representantes de pueblos originaros. “No nos alcanzó…pero estoy conforme. Una lista totalmente independiente, sin recursos económicos, sin una maquinaria política, sin mayor experiencia en estas aventuras logró un importante respaldo (…) Muchas gracias por confiar, aquí nada termina. Seguimos en lucha por nuestro pueblo afrodescendiente. Porque nuestro activismo no sólo se exhibe en el período de elecciones. Llevamos años de lucha por la reivindicación de nuestro pueblo, el que también sobrevive a las desigualdades que se reproducen en Chile”, dijo Milene una vez resuelta su votación.

Desde la colectiva de mujeres afrodescendientes Luanda, su soporte de campaña por más de cinco meses, agradecieron a todos y todas quienes los acompañaron y a los más de seis mil votos que creyeron en sus propuestas. “Logramos una gran cifra que respalda el trabajo y la existencia de nuestro pueblo y nuestra lucha”, señalaban horas después de conocer los resultados.

El lunes 17 de mayo, aún sorprendidos por un claro cambio de eje de un electorado chileno que mayoritariamente votó mujeres, izquierda y movimientos sociales independientes de los partidos tradicionales, se comienzan a analizar los datos. Una participación que alcanzó el 43,4% (6.468.750 personas) de un padrón cercano a los 14 millones de chilenos habilitados para votar. Altos niveles de desinformación sobre las cuatro elecciones en juego: Gobernaciones, Alcaldías, Concejales y los Convencionales Constituyentes. Papeletas de votación gigantes y repletas de nombres, ausencia de transporte público y gratuito que facilitara el acceso de la población rural y periférica a sus locales de votación y una pandemia con altos niveles de contagio, aparecen como factores a considerar a la hora de explicar la baja participación electoral. Y claro, un 57% de personas que no vota que instala espacios de incertidumbre.

Milene Molina Arancibia (foto de sus redes sociales)
Milene Molina Arancibia (foto de sus redes sociales)

Con todo, un escenario inédito comienza a dibujarse y da sus primeros pasos. “Está claro que quienes vivimos en los márgenes, la gente común, se ve reflejada en una parte importante de las personas que van a escribir la nueva constitución”, dice Milene. Pero, al mismo tiempo, enfatiza que hay una serie de voces y visiones que no lograron quedar representadas en la Convención, Y el pueblo tribal afrodescendiente chileno es una de esas voces. “Tenemos mucho que decir y aportar. Vamos a promover “afro cabildos” para seguir trabajando y proponiendo ideas que defiendan la mirada de nuestro pueblo. Se viene una enorme tarea, un año de mucho trabajo y lo vemos con optimismo. Nuestra mayor herencia como pueblo afro chileno es la resistencia y la resiliencia, por eso ya estamos trabajando en lo que viene”.

Para Marcela Guillibrand De La Jara, co-coordinadora de la iniciativa ciudadana “Ahora Nos Toca Participar”, enfocada en la promoción de la Participación como un derecho humano fundamental “(…) hay altas expectativas, dada la composición de la Convención electa, de que esta instancia no sea un espacio cerrado, que sea una Convención abierta donde, si bien las personas elegidas son las mandatadas a escribir una nueva constitución, lo harán en permanente contacto y debate con sus comunidades y territorios y van a impulsar mecanismos de participación que acompañen su trabajo”.

Según el análisis de Marcela “hay una mirada, un hacer política que es distinto, se levantan de manera interesante nuevos liderazgos que surgen desde los territorios y que no quedaron dentro de la convención, pero que si o si van a ser actores políticos importantes a la hora de mover sus temáticas y problemáticas para que éstas lleguen a la Convención. Quienes perdieron la elección, no se irán a su casa, van a seguir trabajando desde el territorio para hacer este enganche de participación ciudadana incidente”.

Y así parece que será. Elisa y Milene van a escribir las primeras letras de lo que viene para Chile. Una, Elisa, como parte del organismo mandatado institucionalmente para ello. Otra, Milene, desde las calles y cabildos territoriales demandando que sus voces sean escuchadas y consideradas. Ambas, herederas de las niñas estudiantes secundarias que saltaron los torniquetes del Metro de Santiago en octubre del 2019, como una metáfora poderosa de un cambio de época impensado y que hoy, es más real que nunca.

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