Salvar al pez

En 2017 un niño mongol de no más de 6 años se horrorizó al ver que su madre estaba cortando un pescado. Le suplicó que volviera a ponerle la cola al pez. Lo abrazó desconsolado mientras sollozaba: «Muévete pescadito, muévete, hazlo por mí, vamos».

En 2018 un niño de 8 años de Karachi, Pakistán, quiso salvar a una cabra, se puso a llorar y a suplicar que no la sacrificaran durante la fiesta Eid Al-Adah. Lo mismo atinó a hacer uno de 3 años en un templo de Nepal en 2015.

En Marzo de 2019 Mónica Rivero lo contó en Late. Everett Hamlin, de 4 años, vivía en Georgia, Estados Unidos, y quería dormir abrazado a su pez. «Va hasta la pecera, pero no alcanza; así que se sube a una silla, mete las manitos en el agua y saca al pez para llevarlo con él hasta su cama. Horas después sus padres lo encontraron dormido, con el pececito muerto en la mano.»

El 14 de mayo de 2021 Israel bombardea Gaza. Caen uno, dos, cientos de misiles. Los israelíes deciden con precisión de cirujano qué edificio van a derribar para disimular el trasfondo azaroso de la ofensiva, tan azaroso como los cohetes que lanza Hamas. A veces los israelíes avisan antes. En esos segundos que hay entre que una persona, tenga la edad que tenga, se entera de que su casa va a ser destruida y que sea en efecto destruida, esos segundos en que tiene que huir, tiene que tomar lo que pueda, lo que haya, tiene que pensar qué manotear. Como cuando suena la alerta sísmica, como cuando llaman y dicen que papá tuvo un accidente. ¿Qué agarrar? ¿La billetera? ¿La escritura? ¿El osito de peluche? ¿Las joyas de la abuela? ¿El Corán?

Entonces dos hermanitos que hoy no sabemos si sobrevivieron al siguiente bombardeo, salen heroicos de una nube de polvo con un frasco de cristal bajo el brazo. Alguien los ve sonriendo, caminando arriba de los escombros, y los graba y les pregunta qué hicieron.

El niño responde: «Lo salvamos de la casa. Salvamos al pez». Y la niña complementa: «Queremos volver para salvar a los pájaros».

La guerra es la muerte de Dios, el fin del amor. La ergástula es oscura, pero en todo el mundo hay niños salvando cabras y peces.

https://www.youtube.com/watch?v=0DDmPv5nYWw

 

Para seguir leyendo
Josephina, lideresa indígena del pueblo Shuar Arutam. Foto: Francesco Torri

Proyecto Warintza: ¿Quién paga el precio de la transición energética?

La resistencia del pueblo amazónico Shuar Arutam contra Solaris Resources y su proyecto minero Warintza, dedicado a la explotación de cobre.
Misael Salas Amasifuen y Alfredo, un campesino kichwa de 39 años, en la comunidad Solo, Río Mayo, Perú. Foto: Anita Pouchard Serra

La fiebre del sacha inchi

La apropiación del conocimiento ancestral tiene un nombre: biopiratería. En este reportaje seguimos el caso emblemático del sacha inchi, también conocido como maní u oro del inca, en la Amazonía peruana.

El precio de la rosa: así se producen en el sur global las rosas que se venden en Europa

Mientras los Países Bajos conservan el control como gran intermediario del mercado mundial de flores, Kenia, Colombia y Ecuador se han convertido en el vivero del Norte a costa de condiciones de desigualdad: derechos laborales frágiles y marcos legales y ambientales más permisivos mantienen el negocio europeo.
Scroll al inicio