Las plumas de la protesta social colombiana, captadas por la fotógrafa Dahian Cifuentes, se mezclan con la pluma del gran Pedro Lemebel.
Nunca fui reina de ninguna primavera.
Yo no voy a cambiar por el marxismo. Que me rechazó tantas veces. No necesito cambiar. Soy más subversivo que usted.
Siempre fui marihuanera, desde los 14 creo. Ahora me ha hecho muy bien para dormir y para levantar el ánimo, sólo que no puedo fumar y la consumo en queque, en pesto y en ensaladas. Quizás debería ser legal, aunque todo lo que se legaliza pierde el misterio, y yo amo el abismo de lo ilegal.
Hoy está todo distinto, esos barrios están peligrosos y casi todo es permitido. Ya no existe ese romanticismo de la delincuencia, la imagen del antiguo Robin Hood ha muerto. La delincuencia de hoy es otra, muy cruel, y todos quieren golpear a otros. Hay una brutalidad fascista de otra época. El chico salió de paseo, y se encontró con la Naranja Mecánica versión neoliberal. Y yo, ahora de vieja, también me la he topado.
Están seguros de que la bota policial no hará diferencia al estrellarse en sus nalgas. Saben que en realidad se juntan para simular una odiosa oposición que convoca al verdadero rival; el policía, garante del orden democrático.
A mí la realidad no me gusta. Me da miedo. Lo mío es la noche. El show. La música. El teatro.
Esto lo hice por ti. Por nadie más. Porque este país siempre ha sido ingrato conmigo. A nosotras no nos importa quién está arriba. Sea milico, comunista, cualquier wea. Para ellos siempre vamos a ser una chopa de maricones culiaos.
Nuestros muertos están cada día más vivos, cada día más jóvenes, cada día más frescos, como si rejuvenecieran siempre en un eco subterráneo que los canta, en una canción de amor que los renace, en un temblor de abrazos y sudor de manos, donde no se seca la humedad porfiada de su recuerdo.
Pero no me hable del proletariado porque ser pobre y maricón es peor. Hay que ser ácido para soportarlo.
Escritor, artista visual, drogadicto, homosexual, traficante. Pa´ puta no me dio pero he hecho de todo.
Mi hombría fue morderme las burlas. Comer rabia para no matar a todo el mundo. Mi hombría es aceptarme diferente.
Usted no sabe qué es cargar con esta lepra. La gente guarda las distancias. La gente comprende y dice: “Es marica pero escribe bien”, “Es marica pero es buen amigo”, “Super-buena-onda”. Yo no soy buena onda. Yo acepto al mundo sin pedirle esa buena onda.
Yo no tengo amigos, yo tengo amores. La amistad es burguesa, es una construcción burguesa y masculina: el compadre, el pata… Yo tengo amores.
¿Cómo puede haber gente dueña de tanto horizonte? ¿Cómo puede haber gente tan enguatada de paisaje? Me parece obscena esa glotonería de tanto tener.
No somos iguales. Somos únicas e irrepetibles.
Si algún día hacen una revolución que incluya a locas como yo, avísame, ahí voy a estar en primera fila. Qué mezquina la vida. Que nos regala tan pocos momentos como estos.
* Los pies de foto fueron extraídos quirúrgicamente de libros como Tengo miedo torero (Seix Barral, 2001), Háblame de amores (Seix Barral, 2012) y Loco afán: crónicas de sidario (LOM Ediciones, 2006), del escritor queer chileno Pedro Lemebel (1952-2015).
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