“Un suceso contado por una persona es su vida, pero contado por muchos, es ya Historia”, escribió la periodista bielorrusa que ganó el Nobel de Literatura, Svetlana Alexievich, en su libro Voces de Chernobyl: crónica del futuro. No somos los sobrevivientes de una explosión nuclear pero estamos viviendo un suceso, el COVID-19. Y mientras lo atravesamos hablamos sobre diferentes cosas.




Sobre la gente que pregunta cómo están los demás
Rosario, Argentina. Flavia Campeis, Licenciada en Comunicación Social, autora de esta nota.
Me propuse homenajear a Svetlana y recorrer voces del mundo que se escuchan por las ventanas.
Como suelen hacer los periodistas pero también los amigos le preguntaba hace unos lejanos 3 meses a mis afectos de Italia cómo estaban, cómo era eso de no poder salir a la calle. Un poco después hacía lo mismo con quienes estaban en España, en Bélgica, en Francia, en Japón. Y de repente, a fin de marzo, cada vez más personas del otro lado del mundo comenzaban a preguntarme a mí. Se viralizó, se globalizó, el “cómo estás” de la mano de nuevos modos de ver y sentir la realidad.
Estas son veintiún personas mirando por la ventana en diecinueve países y cuatro continentes. De ellas se puede escuchar el encierro, el nuevo paisaje cotidiano, la incertidumbre laboral, el incremento de las tareas de cuidado, el estrés del home office infinito, las teorías sobre lo que pasa, la alegría de estar más tiempo en casa o los nuevos desafíos cuando se pueda volver a salir. Voces, reunidas entre los meses de marzo y abril de 2020. Ecos de un futuro incierto, mirado por la ventana.
Sobre los que ya usaban tapabocas desde antes.
Shizuoka, Japón. Guido Ramírez, 35 años, empleado en una industria automotiz.
En Japón nunca hubo cuarentena obligatoria como en otros lugares. Al principio ni siquiera se pensaba suspender los Juegos Olímpicos. Luego se pidió voluntariamente a la gente que evitara salir de casa, pero en la provincia donde yo vivo no cambió nada.
Acá estaba instalado desde siempre usar alcohol antes de entrar a cualquier lugar público. Hace 10 años que estoy y la mayoría de la gente siempre usó barbijo para salir a la calle. Las medidas que se están tomando en el mundo para tratar de hacerle frente al virus ya estaban implementadas acá desde hace tiempo.
Una de las medidas del gobierno es que se pagará cerca de mil dólares a cada habitante para llevar adelante la crisis que esto causó. Es aplicable a toda persona que tenga domicilio en Japón. Si estás registrado en la municipalidad tenés derecho a 100.000 yenes, unos 940 dólares. Va a llegar por correo un papel que hay que completar, en el cual se detalla cuántas personas viven en el domicilio. Por medio de ese mismo papel también se puede renunciar a esa ayuda. A fines de mayo se hará afectivo el pago en la cuenta del jefe de familia. Por ejemplo para una familia compuesta por padre, madre y dos hijos serían 400.000 yenes (3780 dólares aproximadamente). Será por única vez, a nivel nacional. Luego a nivel municipal están dando otras ayudas, pero eso ya es para gente que realmente lo está necesitando.
Sobre la incertidumbre
Roma, Italia. Giula Pépoli, 28 años, empleada en una ONG.
La cuarentena empezó el 10 de marzo y sinceramente no sé cuándo va a terminar. Esto es el Apocalipsis.
Antes de la cuarentena yo estaba viviendo y trabajando en Palestina. Tuve que volver a Italia porque estaban cerrando todas las fronteras en Israel y mi visa estaba por expirarse.
Estoy harta de leer los periódicos porque hablan solamente de esto y nada más. Están muriendo muchísimas personas y espero que termine pronto y nos dejen salir otra vez y seguir con nuestra vida normal.
Lo primero que haré es ver a todos mis amigos que no pude encontrarme al regresar a Italia, pues volví de Palestina y al día siguiente ya estuve encerrada. Ver a mis padres, al resto de mi familia, a mi nona y viajar. Tengo un poco de miedo por el trabajo, ahora hay una crisis económica, paralelamente a la crisis sanitaria, así que no sé si voy a poder trabajar después. No sé si todo va a poder volver a la normalidad.
Sobre lo normal como utopía o distopía
Treviso, Italia. Alessandra Pizzolato, 29 años, empleada administrativa en empresa metalúgrica.
Nosotros no estábamos tan preparados para enfrentar esto. Pero se ha desarrollado en todos los lugares del mundo, entonces no sé como explicarlo. ¿Por qué en Italia fue tan fuerte? De verdad no sé qué pensar, no sé qué es, es algo tan malo como la fiebre española, como la peste.
Lo primero que haré es ver a mi mejor amiga, que no veo desde hace muchísimo tiempo y han pasado nuestros dos cumpleaños en esta cuarentena, e ir al centro de estética para volver a ser una mujer linda y hacer fiesta con todos los amigos, muchos días sin parar, salir, ver gente e ir todos juntos afuera.
Sobre las fronteras
Jalapa, Veracruz, México. Brisa Gómez Portillo, 40 años, docente y periodista en Radio Universidad Veracruzana
Preocupa que las fronteras no se hayan cerrado rápidamente porque somos vecinos de Estados Unidos.
Desde el gobierno federal se inició una campaña, incluso crearon un personaje, con una súper heroína que se llama “Susana distancia”, con la intención de convencernos de no salir, de cambiar la forma de relacionarnos, de saludarnos. Es un personaje que crearon para hubiera más empatía.
Desde que estoy en casa, me he tenido que ocupar no solamente de seguir trabajando al ritmo normal al que venía haciendo, también he tenido que atender las lecciones de clases virtuales de mi hija y lo mismo con las lecciones virtuales de mis estudiantes. Eso ha incrementado de alguna manera el trabajo porque se hace más complejo a través de la tecnología. Además de eso tengo que ocuparme de las tareas de limpieza y cuidado en casa.




Sobre la naturaleza
Barcelona, España. Miquel Molina, 57 años, periodista en La Vanguardia.
En España empezó el 15 de marzo. Hay patrullas de la policía y en algunas ciudades, incluso, del ejército, patrullando impidiendo a la gente desplazarse sin ningún motivo, con multas muy elevadas y hasta detenciones.
Sigo trabajando en jornadas de teletrabajo larguísimas, hasta las 10, 11 de la noche. De alguna manera el confinamiento y el teletrabajo es un confinamiento dentro del confinamiento, para mí y para mucha gente.
Mi teoría de por qué ha pasado esto es porque desoímos los avisos de la naturaleza, lo estamos viendo en el cambio climático y desoímos los avisos de la Organización Mundial de la Salud y de los científicos sobre el riesgo de la gran pandemia.
¿Qué se podría haber hecho para evitarlo? Poca cosa, pero seguramente si no estuviéramos sometidos a tendencias neoliberales de recorte del gasto público, pues todo esto nos hubiera pillado con una sanidad pública mejor de la que tenemos, con más camas, con más respiradores, con más unidades de cuidados intensivos, con más médicos, con más enfermeras, con más ambulancias y más dinero para comprar test de COVID-19 y seguramente esto hubiera tenido unas dimensiones diferentes.
Sobre la gripe de 1918
San José de Costa Rica. Fabrice Le Lous, 29 años, periodista francés costarricense en La Nación de Costa Rica.
La cuarentena comenzó a mediados de marzo, se recomendó que nadie salga de no ser necesario. En Costa Rica no tenemos ejército, entonces ante la ausencia de toque de queda, porque eso sería militar, se aplicó una restricción vehícular sanitaria de 10 de la noche a 5 de la mañana. En ese horario nadie puede salir y hay multas.
Una de las marcas del país es el sector turístico y está en cero, como nunca había visto.
Aquí ayuda que hay un sistema de salud muy centralizado, veintinueve hospitales y más de mil centros de salud comunitarios bajo la supervisión del Estado, cuando Costa Rica es un país de cinco millones de habitantes, por lo cual es bastante.
Creo que esto viene de la naturaleza, es casi imposible que venga del hombre. Claro que si no fuera por nuestro sistema agropecuario, quizás nunca hubiera llegado. Ojalá que no sea como la gripe española de 1918. No es la primera vez que la humanidad se enfrenta a esto, si es la primera vez que nuestras generaciones se enfrentan.
Ojalá hubiese más centralización de qué decisiones tomar.
Sobre la vacuna
Washington, Estados Unidos. Ricardo Sandoval Palos, 60 años, periodista, defensor de lector para la red nacional, Public Broadcasting Service (PBS) y en Palabra.
A mediados de marzo nos avisaron que sería mejor quedarnos en casa.
Esto comenzó con la llamada del gobierno de evitar contacto con otras personas, a tomar mucho cuidado en nuestros viajes y día tras días salían noticias que el nivel de infección estaba incrementándose a lo largo del país.
Ahora tenemos la situación de que en muchos Estados es tremendo lo que estamos viviendo. Unos Estados están más preparados que otros. Lo malo es que a nivel federal no ha habido ningún plan central para obligar a la gente a que se quede en cuarentena, esto ha causado un poco de caos a nivel local y estatal.
Tienen previsto que antes que se acabe esta ola de infecciones habrá cien mil muertos en Estados Unidos, como mínimo. Lo espantoso es que el gobierno no estaba preparado, aunque ya teníamos años de advertencia de parte de médicos, científicos, que nos iba a llegar una pandemia.
Este virus es inédito y ahora estamos viendo los resultados de una mala preparación del gobierno federal. Espero que pronto podamos encontrar una vacuna que nos sirva, pero va a tomar meses llegar a ese punto.
Sobre aprender a vivir
Texas, Estados Unidos. Débora Tieppo, 38 años, ingeniera, argentina.
En Texas las escuelas cerraron el 19 de marzo y no se sabe si volverán a abrir hasta agosto o septiembre cuando comienza el nuevo año electivo. Nosotros empezamos la cuarentena por decisión personal a principios de marzo, un mes antes de que se declarara. Viendo lo que pasaba en Europa dejé de ir al supermercado de la manera convencional para empezar a levantar el pedido.
La verdad no creo que volvamos a la normalidad de la que nos fuimos, no vamos a ser los mismos, creo que vamos a cambiar nuestra manera de vivir.
Sobre lograrlo
San Miguel, provincia de Buenos Aires, Argentina. Gisela Ederle, 35 años, periodista en radio Universidad Nacional de General Sarmiento.
La cuarentena comenzó el 20 de marzo. Ya sabíamos lo que había pasado en Europa y en China y tuvimos la suerte de tener un gobierno que actuó para el pueblo y pudo hacer medidas anticipadas para intentar lo que se conoce como el aplanamiento de la curva, para tener la menor cantidad de casos y que el pico se haga lento. Esto para que nuestro sistema de salud, que está deteriorado por los años del gobierno anterior, pueda resistir y atender a la mayor cantidad de gente posible. Creo que lo estamos logrando, de hecho fuimos unos de los países ejemplo para la Organización Mundial de la Salud por tomar medidas anticipadas.
En paralelo también se tomaron medidas para asistir a la gente que no tiene empleo, para las pequeñas y medianas empresas, para el sector público, también para la educación. Como las clases no vuelven por el momento, se pensó todo un sistema de televisión y radio pública y comunitaria y a través de ellas se transmiten programas específicos para la formación de todos los grados de la escuela.
Mi teoría es que el virus en parte tiene que ver con la devastación de los recursos naturales, la explotación que hace el hombre de la tierra, y obviamente con el mundo capitalista en el que vivimos.
Sobre los hijos de puta
Santiago, Chile. Rodrigo Casanova, 60 años, fotógrafo.
Lo que no se puede hacer en las siete comunas de Santiago que están en cuarentena, es salir de ellas, solo se puede con un salvoconducto.
No se sabe por cuánto tiempo, porque el gobierno de este país, un gobierno inepto, derechista, criminal, toma en cuenta los intereses de los empresarios, de la producción, de la economía y no de sus habitantes, de la vida de los chilenos.
Antes de esto mi vida era completamente opuesta, era justamente estar en la calle y moverme por la ciudad siguiéndole el pulso a la revuelta social.
Pasamos de un plan de acción y de registro cotidiano muy intenso, en comunas, manifestaciones, entrevistas, fotografías, videos, a un panorama de estar enclaustrado.
No puedo dejar de sospechar movidas, tipo guerra comercial, guerra bacteriológica, algún engendro del imperio que se les escapó. Sospecho mucho de este sistema del capitalismo extremo, de Trump, de las grandes potencias.
Quiero cuidarme para que cuando esto vuelva a la normalidad salir a la calle y sumarme a esta gran revuelta 2.0 que va a arrasar, espero, con el modelito chileno de mierda, lograremos cambiar y hacer una constitución democrática y cambiar este país, que deje el modelo de neoliberalismo y logremos pasar a una sociedad un poco más justa y más avanzada.
Sobre el trabajo
Copenhague, Dinamarca. Ayelen Semerano, 30 años, terapista ocupacional.
Acá comenzó la cuarentena más o menos el 10 de marzo. Un dato no menor es que no es obligatoria. La gente puede circular, ir a los parques, plazas, hay bastante gente afuera, pero respetan no juntarse más de diez personas en ambientes públicos y privados y mantener distancia. Ponen multas si no se mantienen esas distancias de dos o tres metros, hay muchos carteles indicando.
Este es el momento donde más desocupación hay por muchos años acá, entonces las medidas que pusieron del gobierno fue pagarles a los empleados para que no sean echados hasta julio. Por tres meses les paga el Estado a quienes por motivo de la cuarentena no puedan estar trabajando.
Lo primero que quiero hacer cuando todo vuelva a la normalidad es trabajar, porque mi plan era trabajar y poder viajar. Lo que más miedo me da es no poder hacer eso.




Sobre las conspiraciones
Lima, Perú. Laura Sáenz, 32 años, administradora en industria metalúrgica.
La cuarentena comenzó el 15 de marzo. Solamente sale una persona por familia a comprar. Hay toque de queda.
Entre algunas de las medidas, cambiaron las fechas de salida por género. Unos días podían salir los hombres y otros las mujeres. Al principio fue un mote de risa porque se preguntaban si los hombres sabían reconocer el cilantro del perejil, o el pimentón del rocoto. Pero cuando era el día que le tocaba salir a las mujeres, salían más, porque quienes más hacen las compras del hogar son las mujeres. Entonces cuando tocaba a los hombres no eran muchos y estaba todo más ordenado, cuando las mujeres salíamos había mucha aglomeración. Lo anularon rápidamente porque no estaba funcionando.
Para mi la teoría es que ese virus no salió de la nada, sino que salió de un laboratorio, de Wuhan, China y que los chinos no han sido sumamente sinceros en decir que el coronavirus tenía este nivel de letalidad.
Sobre la comida
Ostende, Bélgica. Elpiniki Janssens, 29 años, abogada, profesora de zumba.
La cuarentena empezó el 17 de marzo. Cada día el gobierno está más y más severo, pero sí se puede pasear, ir en bicicleta o correr. No se puede salir a instalarse en un parque, como máximo pueden salir dos personas y además hay que mantener la distancia de un metro y medio.
En mi vida hoy en cuarentena siento menos stress porque la vida de todo el mundo está parada. Es un sentimiento muy raro pero también un momento de tranquilidad, aunque con algo de inseguridad. Porque por ejemplo yo no tengo trabajo, no tengo dinero, eso me da inseguridad. Pero en general no es tan malo porque por fin la gente tiene tiempo para pensar y estar consigo misma y hacer cosas para las que antes no tenía tiempo.
Yo soy vegetariana y soy muy ecológica, tengo mucho respeto por la naturaleza. Ahora lo que creo es que la naturaleza ha dicho basta y está por fin reaccionando y nos lo está haciendo pagar muy duro. Porque no hemos tenido suficiente respeto por nuestra tierra. Los gobiernos no le dan la importancia que esto requiere. Como estamos talando cada vez más bosques para construir casas e invadiendo el hábitat natural de los animales, estamos contrayendo enfermedades de esos animales. El ser humano es muy débil pero nos creemos Dios y no tenemos respeto por nada.
Una causa muy clara son esos chinos que causaron ese virus, porque comen los animales que se les cruzan, murciélagos, gatitos y por eso se enfermaron y nos enfermaron a todos.
Sobre nuestra percepción
Cuenca, Ecuador. Johnny Guambaña, 39 años, periodista en Moteradio.
La cuarentena se inició el 13 de marzo. El gobernó nacional decretó algunas medidas, como aislamiento en casa, restricción de la circulación vehicular con el sistema pico y placa. Algunos gobiernos locales bloquearon sus vías de acceso con volquetas de tierra.
Son días activos físicamente disminuidos, pero trabajo desde mi oficina, enviando reportes de lo que sucede en mi ciudad y región. Realmente no es como me gusta, porque me parece que es demasiado cómodo e irreal.
Yo creo que este virus sí fue una provocación internacional. Pero que se salió de las manos de los gobiernos, especialmente de quienes lo propagaron. Las potencias quieren terminar de imponer un nuevo orden mundial y no lo pudieron hacer antes con virus como el H1N1, pero ahora sí lo lograron. Recuerden que ahora las guerras se libran desde otros frentes y no con armas de fuego ni con grandes tanques.
También soy un convencido de que quien descubra la vacuna para este virus la va a vender a millones de dólares a los gobiernos, generando un gran ingreso económico multinacional para empresas farmacéuticas privadas.
Sobre el cambio
Ginebra, Suiza. Hadrien Saiag, 34 años, investigador.
La cuarentena para mí es un momento muy agradable, porque antes estaba muy mal, muy enfermo, realizando un tratamiento y mejoré poco a poco y justo coincidió con la cuarentena. Me fui a la casa de un amigo en la montaña cerca de Ginebra porque a mí me encanta todo lo que es esquiar, montañismo y eso lo puedo hacer acá. Si bien está prohibido, lo hago porque me está haciendo muy bien a la salud. Así que sigo esquiando, teniendo cuidado con los helicópteros que vigilan desde el aire que nadie esté en la montaña. También teniendo mucho cuidado con no accidentarme porque los hospitales deben estar abocados a enfermos de COVID-19.
Lo que quiero hacer cuando vuelva a la normalidad es volver a subir montañas más altas, porque ahora como está prohibido, me estoy escondiendo. Para mi la vida en cuarentena es mucho más linda que la que tenía antes, porque estaba enfermo y no podía salir de casa.




Sobre el imperialismo
El Progreso, Yoro, Honduras. Iolany Mariela Pérez, 36 años, periodista en Radio Progreso.
La cuarentena obligatoria se aprobó el 15 de marzo. El actual régimen ha adoptado los toques de queda o cuarentenas a nivel nacional, mucho más restrictivo para las ciudades donde se han decretado casos, como San Pedro Sula o Tegucigalpa. Han restringido la circulación de la gente de a cuerdo al número con el que finaliza la cédula de identidad.
Es raro porque hay un momento de mucha incertidumbre y mucho miedo, porque es un escenario que no habíamos vivido jamás. En Honduras hemos vivido golpes de Estado, remilitarización de la sociedad, desaparecidos, pero ahora nos ubicamos con este virus tan desconocido. Un virus como este, de un pueblo de China ¿Cómo vino acá a Honduras?
Nos recuerda que estamos a merced de las grandes potencias, de los intereses de los poderosos y que penosamente los pobres no seguimos contando para el actual modelo.
Nos recuerda cómo hemos estado dañando a nuestra madre tierra, ojalá esto sea un ejercicio para recuperar nuestras libertades, ser responsables con nuestra vida y sobre todo con el cuidado de la casa común. Ha sido una globalización de las deshumanidades, de la pobrezas humanas, pero me voy a aferrar a lo positivo y también a la globalización de la esperanza y del amor y de creer que con mucha fe y mucho trabajo las cosas pueden cambiar.
Sobre la gente que se impresiona con los gansos de Venecia
Toulouse, Francia. Julie Imbert, 29 años, fotoperiodista.
La cuarentena empezó el 17 de marzo. Salir está permitido si el trabajo no se puede realizar desde la casa, para sacar a tu perrito o hacer un poquito de deporte, una hora diaria en un perímetro de un kilómetro.
A las 8 P.M. la gente aplaude y saca sus tambores por los trabajadores de salud. Es un ritual que tenemos cada noche, normalmente salgo con la cacerola, en la radio también aplauden y es bastante emocionante.
Los médicos y trabajadores de la salud están pagando las consecuencias de un gobierno que por casi diez años estuvo haciendo ahorros en hospitales.
Yo estoy tratando de sacarle el jugo a esta cuarentena. Intenté sacarle la otra parte, empecé a hacer retratos de las pequeñas manos del confinamiento.
La gente se maravilla con las imágenes de los delfines en los puertos italianos o de ciervos en algunas ciudades, pero yo no sé si eso realmente bastará para que los humanos realmente valoren a la Pachamama.
Lo primero que quisiera hacer cuando todo vuelva a la normalidad es seguir documentando este día a día y ver cómo la gente cambió su forma de ser.
Sobre los Iluminatis
Bogotá, Colombia. Gena Moreno, 32 años, profesional en comercio internacional.
En Bogotá empezó la cuarentena el 25 de marzo y en toda Colombia el 27. Según la alcaldesa de Bogotá esto puede durar alrededor de dos meses.
Yo creo que lo más loco que puedo llegar a pensar es que es un plan de los Iluminatis. Es una situación muy atípica, nunca pensamos que esto fuera a ser real, se veía en las películas de ciencia ficción pero no pensamos vivirlo.
Por ahora lo que queda es acatar las medidas del gobierno. Ver si quizás es un plan para poner una nueva forma de organizar el mundo, de una forma más global, pero esas son puras historias conspirativas.
Sobre enrollarse
Brisbane, Australia. Nadia Bello Rinaudo, 29 años, psicóloga, argentina.
En Australia técnicamente si bien no hay cuarentena no se puede hacer nada afuera porque está todo cerrado. Solo se puede salir para ir al supermercado o la farmacia y para hacer actividad física.
Me shockeó que acá hubo desabastecimiento en los supermercados. Faltaba papel higiénico las primeras semanas. En las farmacias ya no hay toallas desinfectantes y alcohol en gel. Entiendo que es porque la gente no sabe qué va a pasar.
Lo primero que quiero hacer es juntarme con amigos. Nos podemos juntar de a dos pero la gente prefiere no juntarse. Quiero darle un abrazo a alguien, si bien la gente acá no abraza, tengo algunos amigos latinos con los que sí y creo que eso es necesario.
Sobre la vida activa
San Salvador, El Salvador. Ricardo Avelar, 32 años, periodista en El Diario de Hoy.
La cuarentena obligatoria empezó el 14 de marzo, pero desde unas semanas antes tratábamos de hacer cuarentena voluntaria para evitar riesgo de contagio.
El gobierno fue rápido en tomar medidas como cancelar vuelos provenientes de lugares de rápido crecimiento del virus. En las calles hay policías y militares resguardando la cuarentena.
Antes tenía una vida muy activa. Ahora la vida se ha vuelto un tanto anodina e incierta. Hago videollamadas con mis más cercanos y a veces lamento no haber visto más a mis viejos antes de todo esto. No volveré a dejar que pasen tres semanas sin ir a visitarlos, cuando vivimos a diez minutos.
Es todo tan raro, pero tiene sentido que en un mundo interconectado un virus nos pueda atacar de esta forma. Nunca imaginé ver ciudades vacías y todo lo que vemos en las películas (malísimas por cierto) en las que los gringos pintan el fin del mundo.
Sobre la vida
Londres, Inglaterra. Pauline Carpino, 36 años, gerente de tripulación de cabina de trenes Eurostar y profesora de yoga.
Mi trabajo principal es bastante agitado con horas no sociales y estoy fuera de casa la mayor parte del tiempo, así que a pesar de la tristeza de la situación, para mí es una bendición estar atrapada en casa. Por primera vez en años siento que me da la oportunidad de trabajar en diferentes proyectos de mi negocio de terapias de bienestar (yoga, meditación, reiki), que ha estado yendo muy lento en los últimos años, debido a la falta de tiempo para invertir en eso. He estado estudiando en línea las últimas semanas para ampliar mis conocimientos sobre diferentes temas terapéuticos.
También me ha permitido reflexionar sobre la vida que estoy viviendo y repensar mis prioridades.
Solo salgo de la casa para comprar comida. Tenemos que hacer filas durante mucho tiempo para ingresar a las tiendas. Algunas personas no son tan razonables y desabastecen, por lo que nos faltan productos como el papel higiénico. Nadie sabe por qué algunas personas están acumulando papel higiénico en su casa.
El sector médico está haciendo todo lo posible para hacer frente pero, para ser honesta, no es el mejor del mundo incluso en los días normales.